Estreñimiento del bebé: remedios para el estreñimiento infantil
El estreñimiento es la evacuación infrecuente y dolorosa de deposiciones duras, y es un problema común que afecta al 3 por ciento de los niños de edad preescolar y a entre 1 y 2 por ciento de los niños de edad escolar. Evacuar el vientre una vez cada varios días es normal si ese es el patrón habitual de tu hijo. De hecho, el 96 por ciento de los niños de entre 3 y 4 años muestran enormes variaciones en cuanto a las frecuencias de evacuación intestinal: desde tres veces por día hasta tres veces por semana, todo es posible.
Las causas del estreñimiento La causa original del estreñimiento puede haber sido cualquiera de las siguientes:
Dieta. Insuficientes alimentos ricos en fibra.
Comportamiento. Tu hijo puede haber intentado controlar la evacuación durante el período en que comenzaste a enseñarle a ir al baño.
Dolor. Una evacuación dolorosa puede hacer que tu hijo tenga miedo de hacer fuerza para eliminar las deposiciones e inhiba la actividad intestinal.
Cualquiera haya sido la causa original, las deposiciones se acumulan en el recto, y se vuelven cada vez más grandes y duras. Cada evacuación duele, y el problema se perpetúa cuando el niño se resiste a relajarse y dejar que la naturaleza siga su curso.
Incontinencia por rebosamiento Cuando el estreñimiento se mantiene durante un tiempo, a veces las deposiciones blandas nuevas que vienen detrás se filtran a través de las deposiciones duras antiguas. En la ropa interior de tu hijo pueden aparecer manchas de deposiciones semilíquidas o con aspecto de diarrea. Esta afección de aspecto similar a la diarrea, conocida como incontinencia por rebosamiento, no corresponde a una evacuación legítima de tu hijo ni puede controlarla. Sin embargo, es una señal de que hay que intervenir en el asunto, especialmente si el hecho de manchar la ropa afecta a tu hijo en el aspecto social.
Qué hacer con el estreñimiento Debido a que hay algunas afecciones físicas y médicas que pueden generar estreñimiento, es recomendable consultar a tu pediatra o médico para descartarlas. Tu hijo probablemente no necesite realizarse gran cantidad exámenes; en general el doctor revisará los antecedentes del problema, controlará la altura y peso de tu hijo, y hará una revisación física general. Tu médico tal vez quiera explorar dentro del recto con un dedo, pero si lo hace con delicadeza, no será traumático ni doloroso.
Reeducación intestinal El primer paso es ayudar al cuerpo a expulsar las deposiciones duras. Hay varias opciones. Tu pediatra puede comenzar con un simple supositorio de glicerina o sugerir un enema pediátrico. Para mantener las deposiciones blandas, puede indicar que tu hijo tome aceite mineral u otro agente que ablande las deposiciones durante algunas semanas o incluso meses. El objetivo es reeducar los intestinos, es decir, establecer una rutina regular de evacuación para que las paredes intestinales estiradas y “perezosas” recuperen la fuerza y el tono.
Agregar fibra Revisa la dieta de tu hijo. En el caso de los niños que beben cantidades excesivas de leche o que evitan las frutas, vegetales, y cereales y panes integrales, es posible que simplemente se trate de una ingesta insuficiente de fibra en su dieta. Agrega fibra de todas las maneras posibles: manzanas y peras en vez de bananas, barras de granola en vez de barras de chocolate, galletas de avena en vez de galletas comunes, y pan integral en vez de pan blanco. Los refrigerios de verduras crudas con un rico aderezo también son un buen truco para aumentar el consumo de verduras. Y para los comensales más quisquillosos, el pediatra puede recetar un suplemento de fibra.
Concéntrate en la recompensa Evita castigar a tu hijo o mostrar ansiedad o descontento cuando lo veas retener las deposiciones o él se muestre renuente a evacuar. En su lugar, establece una serie de recompensas cuando logre hacerlo. Aunque puede haber algunas molestias abdominales y pequeñas cantidades de sangre involucradas (que no deben ser motivo de preocupación), asegúrate de consultar a tu médico de inmediato si el abdomen de tu hijo se inflama de repente, si tu hijo está estreñido y tiene vómitos al mismo tiempo, o si hay cantidades significativas de sangre o dolor involucradas.
Por último, recuerda que el estreñimiento es un problema común en niños pequeños, especialmente en los niños delicados para comer. ¡Modificar la dieta de tu hijo para solucionar el asunto puede ser más fácil de lo que piensas!
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